Etapa 5: Cerca de Talsint-Merzouga


Revisando los coches la noche anterior, vemos que se han roto varios coches. El río y las rocas del Jaffar son pruebas durísimas. Al Toyota de Luis se le ha roto el eje delantero y pierde valvulina. Hay que repararlo in situ. Por la mañana, con la salida del sol, empezamos a reparar.

Gus tiene doblada la barra de dirección. Nosotros también. Hay otras averías menores. Ya se sabe: "Land Rover: always sick, but never dies". Cuando acabamos con esas reparaciones menores, gran parte del grupo sale a hacer la ruta, pero atajando mucho, para no meterse en sitios complicados que nos retrasarían aún más. Nos quedamos Luis y Mario, Reyes y Juan, Gus y Julio y Casti y yo para soldar el eje del Toyota. Juan saca algo para ir picando. Casi dos horas después, el coche de Luis está arreglado y podemos ir al encuentro del resto del grupo.



Nos acercamos a Talsint con la intención de ir desde allí a Merzouga y entrar en el Erg Chebbi para dormir y cenar en el oasis de Ibrahim. De camino paramos a repostar en Boudnib. Pero en este pueblo no hay gasolinera. Está demasiado cerca de Argelia y hay mucho combustible de contrabando, así que no sale rentable poner una. Tenemos que repostar gasoil de "garrafón", literalmente. 



Comemos en el camping Rekkam, que está cerrado por reformas, pero nos hacen la comida.

A mí por lo menos, me llamó mucho la atención que uno de los albañiles, el que estaba dando la pasta, trabajaba sólo con un guante en la mano derecha. Para los musulmanes, la mano derecha es la mano pura, la que sirve para comer entre otras cosas. Y la mano izquierda es la mano impura, la que sirve para limpiarse, por ejemplo.

Salimos hacia Merzouga, pero las pistas normales están cortadas por las riadas, así que un chaval del pueblo nos guía a los doce coches en bicicleta hasta la pista buena. Se ha ganado la propina.

Atravesamos otro oued y ya cogemos la pista buena, una recta espectacular de varios kilómetros de longitud que se ve perfectamente en las ortofotos.




Pero llegando a una cordillera, la pista está abandonada y hay que coger alternativa. Nos lleva a lo alto de un cortado que nos deja unas vistas increíbles de la hamada. Nos hacemos las fotos de rigor.





Empiezan a surgir dudas de que lleguemos al Erg Chebbi al oasis donde tenemos reservadas las haimas para hoy de día. Tras varias discusiones, siempre pacíficas, se decide que no es seguro llegar a las dunas de noche y acampamos junto al precipicio del oued de Erfoud. Como llegamos a la acampada relativamente pronto, hoy sí que hay sesión nocturna. Pero antes, hay que cambiarle un palier trasero al coche de Roger.